jueves, enero 13, 2005

Voz Propia / La certeza de las grietas / Hernando Lozada

A Don Jesús Lozada Vargas
Y su Señora Doña Esperanza

Cuando sea mañana
pensaré en mañana
como pienso hoy.

Cargada de sueños
paseará mi sombra
desnuda de rabias
por el florido jardín
de mi abuelo;
el vigoroso
Sabinoatán.

Ahora que lo pienso
comienza a hacerse realidad:
sobre esta fuente que brilla por las tardes
mi nieto Laudereth, que nacerá en el futuro
-en el destino de un vientre indescriptible-
escribirá cuentos maravillosos.

Y yo, estaré siempre
en este rincón de la casa
donde el repechito
es, hace un siglo
el nido más codiciado
por los que trabajan
y merecen un descanso
agradable y sin molestias.

Desde aquí lo escucharé leer.

Toda la casa estará repleta de ecos,
Los árboles no tendrán ya las dudas
que tenían cuando éramos niños.

Mis manos conservarán la certeza de las grietas
Y mis ojos podrán seguir leyendo el horizonte
y la biznaga.


Los días se yerguen
veloces hacia el futuro.

Yo me siento más vivo que nunca
y tengo en mi pecho el valor
de todos mis muertos.

Tiemblo
más no de frío, ni de miedo,
tiemblo de sed
por lo que viene,
por lo que me falta y ansío.

No me canso y sin embargo
me detengo, me gusta mirar, y mirarme,
si me miras tú, estoy completo.

Tengo en mí una fuerza misteriosa
que se calza como una camisa,
y esta pegada y levantándose como una llama,
algunos creen que es la vida.
Yo creo que son los sueños.

Los días corren por mis venas, invisibles,
con su latido eterno,
nunca se arrepienten,
y no retroceden,
avanzan siempre,
pegan un salto
de veinticuatro horas,
un giro, un grito,
una vuelta,
se revuelcan en el polvo,
gimen,
se agigantan
se expanden como debería expandirse el amor
y sorprendente:
no se cansan de ser
y anidar en mí.

Estoy abrumadamente satisfecho
con el rehilete de la alegría
y eso me basta.

No cabe duda,
cuando sea mañana
pensaré en mañana
como pienso hoy.


Hernando Lozada / Sanjo / 20 de junio del 2004 / Con deliciosa lluvia

No hay comentarios.: