jueves, enero 13, 2005

Voces Amigas / Cuidar la Sombra / Julio Figueroa

Letras de emergencia (inútiles) / 2005


Cuidar la sombra / Julio Figueroa


Jorge Volpi frente al poder:

--Una buena parte de los escritores mexicanos hemos escuchado, en efecto, ese canto de sirenas [del poder], y lo hemos seguido sin saber muy bien adónde nos conducía... Es cierto: a fuerza de acercarnos al Poder, poco a poco hemos perdido nuestra sombra... ¿Qué hacer, pues, frente a esta sensación de derrota anticipada? ¿Cómo podemos librarnos de toda servidumbre y recuperar nuestras sombras? ¿Cómo pueden los intelectuales mexicanos contribuir verdaderamente a esa sutil pero impermeable resistencia contra el poder que debería ser su meta? (Jorge Volpi, “Los intelectuales sin sombra”, Proceso 1470, 2-I-2005, pp. 56-57).

En pocas palabras, Volpi se pregunta cómo recuperar nuestra sombra frente al poder. Es muy claro, para mí, en estos momentos: leer y releer a Gabriel Zaid. Por ejemplo, Cómo leer en bicicleta. Expresa Zaid:

--O creemos o no creemos en la importancia de leer y escribir.

--O creemos o no creemos que la vida pública (la política y la literaria) debe ser realmente pública.

--Trabajar por un público despierto, vivo, exigente; por una sana vida pública, al menos en la vida intelectual.

--La lealtad fundamental del que publica debe ser con el público.

--Escribir para la gente, no para los precisos.
--Usar el poder literario que sí se tiene para hacer la crítica del poder que nos oprime. [La potencia creadora frente al poder que aplasta].

--Dejar que el texto opere por su propia eficacia.

--En suma, respetar las palabras, respetarnos a nosotros mismos, creer en el pequeño poder literario, hacer la crítica del poder político, económico y social, leer, pensar y escribir para la gente, no para el poder.

¿Qué hacer, Volpi, para recuperar nuestra sombra de personas y escritores? Leer al novelista Roberto Bolaño (su novela póstuma, por ejemplo, 2666, Anagrama, 2004), que es lo que tú haces, y releer al ensayista Zaid: “Pudores homicidas”, “Carta a Carlos Fuentes”, “Los escritores y la política”, “Anacrónico y hasta impertinente”, “Problemas de una cultura matriotera”, “Tres momentos de la cultura en México”, todos ellos en su libro Cómo leer en bicicleta (Joaquín Mortiz, 1975 y 1979).

Zaid, el hombre que nunca perdió su propia sombra; el escritor que cuidó, regó y alimentó su sombra frente al poder. ¿Hace falta decir que el mejor Zaid siempre siguió a los mejores Paz, Villegas, Reyes?

Se acaba, se acaba, se acaba el 2005. (Martes 4 de enero).

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