Voces Amigas / CENTRO HISTÓRICO: MÁS RAYAS AL TIGRE
Agustín Escobar Ledesma
Desde el siglo XIX en que fue construido el Gran Hotel cualquier hijo de vecino pasaba bajo el denominado Portal Bueno, la parte posterior del edificio; en caso de lluvia la gente corría a guarecerse bajo su arquería y por las noches se convertía en el hostal de los humillados y ofendidos que se acurrucaban bajo su techo para dormir y soñar que otro mundo era posible.
Recuerdo haber visto una fotografía de mediados del siglo XX en la que se ve el portal y a las amas de casa que entran y salen con sus canastas y rebozos de bolita del mercado Escobedo, derruido por el entonces gobernador Manuel González de Cosío, para dar paso a la Plaza de la Constitución presidida por una colosal estatua de Venustiano Carranza, propia del realismo socialista.
También llevo en mi memoria una tienda de telas ubicada en la esquina del portal y la calle Corregidora sitio al que en varios momentos de mi niñez acompañé a mi madre a comprar percal, calicó y multicolores cambayas.
El portal trae a mi memoria otros buenos momentos de gozosa intensidad, sobre todo cuando la Plaza de la Constitución era presidida por la recia figura del carranclán mayor y no por la actual fuente que parece ovni. En aquella época en que a Querétaro todavía no llegaba Diego Prieto (Director del Centro Regional INAH Querétaro) mi lugar preferido era el bar El Ángel, esquinado con Juárez, en donde hice todo tipo de tratos y contratos con amigos, músicos y putas que alegraban y daban vida al entorno.
Hoy, en el primer lustro del siglo XXI el Portal Bueno ha sido privatizado con la venia de las autoridades que supuestamente debían de velar por los intereses de los ciudadanos. El INAH, que opera con el dinero de nuestros impuestos, nos paga con una traición, cediéndole el espacio a la ‘menesterosa’ familia Torres Landa. Para quien no haya visto el enrejado del portal, sería bueno se diera una vuelta para admirar las maravillas que opera el neoliberalismo: resultados públicos de los tratos en lo oscurito.
Los amigos del dinero
Querétaro, Patrimonio de la Humanidad, ha quedado en el desamparo. Si el INAH, como ya es costumbre, va codo a codo con los intereses de unos cuantos en detrimento de los intereses colectivos, ahora, como bien dice el Chapulín Colorado ¿Quién podrá defendernos? ¿El gobierno municipal, el estatal? ¿Acaso el Patronato del Centro Histórico?.
Al parecer no hay nada que esperar del Patronato del Centro Histórico puesto que desde que nació se ha dedicado a medrar a nombre del Patrimonio de la Humanidad. Por ejemplo, ha trascendido que el ayuntamiento le donó una casa valuada en cinco millones de pesos, que le llegan millones de pesos para la restauración de Centro Histórico sin tener un proyecto y que, lo que gastan, sólo es en obras cosméticas, tal y como sucede en este momento con las esquinas del Teatro de la República. A pesar del Patronato, y de las autoridades en la materia, la calidad de vida de los habitantes del Centro Histórico cada vez se deteriora más, ya es imposible soportar las alarmas que se la pasan chillando toda la santa noche y los antros con su música estridente.
Son pocas las voces que realmente defienden nuestro Centro Histórico, como la del arquitecto Gonzalo Ruiz Posada, querido amigo mío que protege con pasión nuestra ciudad.
La otra cara del ambulantaje
Los comerciantes ambulantes, que durante años lucraron en el Centro Histórico de la ciudad de Querétaro, fueron erradicados por Francisco Garrido Patrón (díganme Paco), cuando estuvo al frente del municipio de Querétaro. Sin embargo, el territorio liberado enseguida fue invadido por los comerciantes establecidos. Aquí operó la lógica de que los ambulantes son pobres y sucios, en tanto que los dueños de los negocios mantienen el orden y el ornato. A final de cuentas los resultados fueron los mismos, puesto que unos cuantos se han apropiado de los espacios que nos pertenecen a todos, tal y como ocurre ahora con el Portal Bueno que ha sido enrejado para ser invadido por un particular.
escoba17@hotmail.com
AE:
Te saludo con frío bajando de la sierra guanajuatense, pero con harto gusto y calorcito humano. He leído tu texto y se me vinieron a la memoria de la retina cinco o seis imágenes memorables de mi paso por la nostalgiada ciudad capital queretana. El Gran Hotel, en su interior había un restaurancito donde los poetas se reunían: Chava Alcocer, José Luis Sierra, Floro Chávez, Dionisio Munguía... y yo me acercaba a escuchar sus conversaciones. Ahí hice grandes amigos y deliciosas novias. Había en ese lugar un calor fraterno que no se puede encontrar en el frío vips de hoy. Las tardes en El Ángel eran de lo más ricas, cheve bien fría y botana suficiente y sabrosa. La tienda de telas también la recuerdo, desde ahí mis ojitos niños veían al cine plaza como un lugar enigmático donde vivían monstruos y vaqueros y princesas. La ciudad era, hasta hace no mucho, agradable y silenciosa hoy atravesarla me deja ensordecido. Tumultos van, tumultos vienen y efectivamente faltan sitios de refugio para las almas en pena.
Respecto a los espacios públicos que van a manos particulares, creo que son una constante en nuestro país. Los intereses siempre presentes en la sopa del poder. La mayoría de las personas por miedo o conveniencia lo ven y callan, otros no saben como expresar su repudio, pero los que pueden como tú, manifestar los abusos, de unos contra otros, con palabras deben hacerlo incansablemente.
Recibe un abrazo y sigue.
Rampante contra los abominables.
HL.
1 comentario:
Hernando: después de muchos años de no tener contacto contigo, de casualidad tuve contacto con este blog. Me da gusta saber que todavía andas por ahí haciendo ruido. Un saludo fraternal.
Dionicio Munguía J.
email: dmj2662@gmail.com
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