lunes, noviembre 28, 2005

JULIO FIGUEROA AL DESNUDO

JULIO FIGUEROA AL DESNUDO
Agustín Escobar Ledesma


Julio al desnudo, tal y como vino al mundo: sin armas.
Desnudo frente al poder. Con los labios resecos por la emoción de su osada protesta en medio de la muy noble y colonial ciudad de Querétaro, cuyos desnudos no se acostumbran ni en la intimidad, recordemos la famosa ‘sábana santa’ que abraza el sagrado manto conyugal. Julio al desnudo en Plaza de Armas, frente a la sede de la Casa de la Corregidora, frente al poder de Francisco Garrido Patrón.
Por supuesto que grande fue el desconcierto de periodistas, turistas y, sobre todo para los policías que resguardan la Casa de la Corregidora. No atinaban qué hacer ante la poderosa desnudez de Julio, se cuchicheaban al oído, nerviosos marcaban el número telefónico del guardián mayor del orden, la honradez y el ornato en sus celulares mientras los reporteros gráficos de la fuente disparaban una y otra vez sus cámaras fotográficas sobre el cuerpo en pelotas del protestante.
Fueron cerca de quince minutos en los que Julio, con la fuerza de su más recóndita intimidad, exige justicia al gobierno de Garrido Patrón en el caso del asesinato del joven Marco Antonio Hernández Galván, ocurrido un año antes. A pesar de su boca reseca y sus labios blanquecinos por la fuerte emoción y la falta de agua, tuvo el aliento para leer un texto ante los periodistas presentes antes que los policías, una vez repuestos de la inesperada protesta, eso sí, muy correctos, le avisaran que se lo llevarían al juzgado cívico si continuaba en pelotas. Julio, todavía les pidió unos minutos más de tiempo, que los policías, muy bien portados, le concedieron. Una vez vestido, los agentes desistieron de su amenaza y, con la conciencia del deber cumplido, se acomodaron en su habitual sitio de vigilancia, previas palabras de agradecimiento de parte del protestante.
Esta es la crónica del primer desnudo político del que tenga memoria la muy noble y conventual ciudad de Santiago de Querétaro y que, por supuesto, no figurará en los anales oficiales y, si nos descuidamos, ni siquiera en los periodísticos. Amén.
Sorpresa. Jamás imaginé que Julio protestaría desnudo ante a la impunidad. Aunque yo sabía con antelación que se plantaría al mediodía del viernes 25 de noviembre de 2005 y también conocía su intención de mostrar el torso desnudo con las manos en alto, porque él mismo me lo había confiado días antes, jamás imaginé que se desnudaría por completo. Cuando se quitó la ropa, el alma se me fue al cielo y los labios se me resecaron por el asombro. Por supuesto que me quedé tieso como una estatua de marfil, al igual que mi amiga, la doctora Lulú Prieto, quien, también estaba conmocionada por la singular forma de protesta. Pero no me arrepiento de haber acompañado a Julio, me dijo. Los jóvenes de Antorcha Campesina, que llevan más de un año plantados en la plaza se quedaron con los ojos cuadrados, no daban crédito a lo que sus ojos miraban.
Por supuesto que la doctora y yo llegamos a la Plaza de Armas para acompañar a Julio al plantón ciudadano al que estuvo invitando vía Internet. En cuanto nos encontramos la metralla verbal de Julio inició y lo acompañamos a entregar documentos al Poder Ejecutivo, a la Secretaría de Gobierno y luego al Poder Judicial donde se los sellaron con el acuse de recibidos. Luego nos plantamos frente a la casa de la Corregidora, extendimos algunas cartulinas alusivas a la impunidad en Querétaro y, acto seguido Julio, ante la incredulidad de propios y extraños llevó a cabo el streap tease.
Eso apenas fue el inicio. La intención de Julio es permanecer en el plantón de día y de noche, por lo menos durante tres días. Necesita cobijas, una tienda de campaña, un sleeping, una chamarra, un radio portátil pequeño, agua, alimentos y solidaridad.
La pelota está en la cancha del Poder Ejecutivo ¿Cómo la regresará?

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